El muralismo emerge como una de las prácticas más impactantes en el ámbito del urbanismo por su capacidad para asociar y vincular a la comunidad con el territorio, convirtiéndolo en una extensión de su identidad colectiva.
Los murales se están convirtiendo en auténticos escenarios pedagógicos y de concienciación medioambiental a través del arte, que se erigen como espacios de aprendizaje vivencial, donde se abordan temas relevantes para la comunidad. Actúan como plataformas de educación no formal, donde se promueve la reflexión, el diálogo y la participación de los ciudadanos. En el contexto de la concienciación medioambiental, los murales sirven como poderosos instrumentos de sensibilización.
Estas piezas elaboradas por 6 artistas, y abarcando más de 1,000 m2, son escenarios pedagógicos que transforman paisajes físicos y mentales, promoviendo la conciencia, el aprendizaje y el cambio social positivo.